Los papelones de Diego Colón, Juan Ponce de León y Juan Cerón
El 17 de abril de 1492, la reina Isabel firmó las Capitulaciones de Santa Fe que le dieron a Cristóbal Colón la autoridad de navegar en nombre de ella. Estas capitulaciones le otorgaban el título de Almirante de las islas y tierra firme “que por su mano o industria” descubriera o ganara. Sería Virrey y gobernador de estos territorios y podría escoger oficiales subalternos. Además recibiría una décima parte de todas las riquezas que encontraran o produjeran y podría pagar hasta una octava parte de los gastos de todos los viajes, para entonces recibir una proporción igual en beneficios. Los herederos de Colón también disfrutarían de todos estos privilegios.
Diez años después, lo que había era un desmadre en las colonias del Nuevo Mundo. La cantidad de conflictos entre los gobernantes en La Española, muchas veces a causa de los privilegios de Colón, resultaron en que la Corona le quitara gran parte de estos y asumiera las riendas de la situación. Sería entonces el comendador fray Nicolás de Ovando quien estaría a cargo de las colonias desde 1502 hasta 1509. Claro, para este tiempo, solo La Española estaba colonizada. Pero en 1508, eso cambió, cuando Juan Ponce de León recibió la autorización de Ovando para conquistar la isla de Borikén.
Luego de un primer viaje exploratorio a la isla, Ponce de León regresó a La Española para informarles de su empresa. El 2 de mayo de 1509, se firmaron las capitulaciones en Concepción de la Vega y a finales de ese año, el conquistador volvió a Borikén para comenzar la colonización.
Cristóbal Colón zarpó en su cuarto y último viaje al Nuevo Mundo, en 1502 y le delegó a su hijo Diego Colón la responsabilidad de defender sus intereses ante la Corona española y reclamar los privilegios que le habían suspendido. Colón murió en 1506. En 1508, Diego se casó con María de Toledo, sobrina del poderoso duque de Alba. Claro, a esta noble familia le interesaba mucho lucrarse de los privilegios de Colón que aún para este tiempo seguían en pleito. Por más que Diego los reclamara, no los lograba recuperar. Así que, el duque de Alba intervino y metió presión hasta que finalmente el rey Fernando nombró a Diego Colón virrey interino de las Indias en lo que se resolvía la situación. Osea, le otorgó el título, pero no le restauró sus derechos hereditarios. Diego, quien en realidad no tenía ninguna experiencia, era ahora almirante y virrey de las Indias por gracia del monarca.
Eso sí, el rey Fernando le dio instrucciones a Diego de que no hiciera ningún cambio con la gobernación de Puerto Rico. Pero, Diego le pichó por completo a sus órdenes y nombró a Juan Cerón Alcalde Mayor (básicamente gobernador) y a Miguel Díaz como alcalde y alguacil, sacando a Ponce de León de su puesto el 28 de octubre de 1509.
Ya para este tiempo había llegado a la isla Cristóbal de Sotomayor. Él había intentado previamente obtener la gobernación, pero el rey le tenía cierto aprecio a Ponce de León por lo que no se la dieron. Así que la Corona llegó a un compromiso con él, otorgándole en repartimientos al cacique principal de la isla, Agüeybaná, el Bravo.
Cuando el rey se enteró que Diego Colón había violado su órdenes al remover a Ponce de León de su cargo como gobernador, remitió dos provisiones reales el 2 de marzo de 1510, nombrando a Ponce de León como “capitán, juez y gobernador de la isla de San Juan Bautista” (Sarramía).
Cerón no quería ceder el puesto, así que Ponce de León, terminó encarcelándolo (a insistencia de Sotomayor) y a sus oficiales subalternos y los envió a España. Diego Colón, en represalia, embargó las propiedades de Ponce de León en La Española. Ese mismo año, el rey le otorgaría a Ponce de León el título de “Capitán de mar y tierra y justicia mayor de la isla de San Juan.”
Todavía el pleito con Diego Colón todavía no se había resuelto. Pero, el 15 de mayo de 1511, la reina doña Juana, hija del rey Fernando, falló a su favor. Le devolvieron sus títulos y el 31 de mayo de 1511, Ponce de León recibió las órdenes de que debía entregar nuevamente la gobernación a Juan Cerón quien tomó posesión el 28 de noviembre.
El historiador Vicente Murga describe su gobierno como uno “de cacería humana en la selva tropical”. El rey estaba descontento con Cerón, porque no fue capaz de aplacar la guerra de resistencia indígena y por sus excesos en torno al trato indígena y las encomiendas. Al año sería removido del cargo una vez más, en parte gracias a unos reportes de Ponce de León y en parte por las quejas de los frailes dominicos sobre el abuso de los indígenas.
Por los próximos años, la gobernación de la isla pasaría por muchos cambios. Rodrigo de Moscoso, sucesor de Cerón, duraría menos de un año en el puesto y Cristóbal de Mendoza sería gobernador por más o menos un año.
Diego Colón no quedó satisfecho con la determinación de la Corona acerca de sus títulos, porque aunque el pleito se resolvió a su favor, no le restauraron todos los privilegios que le aseguraban las Capitulaciones de Santa Fe. En específico, su jurisdicción se reducía solo a los territorios “descubiertos” directamente por Colón. También le quitaron el control sobre el repartimiento de los indígenas, que ahora estaría en manos del rey. Además, el virrey estaría sujeto a juicio de residencia (investigaciones a las que sometían todos los gobernadores al abandonar sus puestos). Así que Diego, continuó con su pleito, e hizo todo lo posible por coartar la autoridad de la Corona en las Indias. Las quejas de los vecinos de La Española y los reclamos para que fuera removido se fueron sumando a través de los años. En 1515, fue relevado de su puesto y enviado a España. En 1520 le restauraron su posición, pero una vez más en 1523 fue removido y enviado a España. Diego Colón murió en 1526.
Ponce de León no salió tan mal de todo esto. Él se hizo prácticamente millonario en Puerto Rico. Además, en 1512, el rey lo nombró “Adelantado, gobernador y justicia perpetuo”, de las tierras que “descubriera”. El conquistador entonces zarpó a la isla de Biminí, y en ese viaje terminó “descubriendo” la Florida en 1513. En 1521, molesto por la mudanza del pueblo de Caparra a la isleta de San Juan y por los interminables pleitos con el virreinato de Diego Colón, se dirigió una vez más a la Florida para conquistarla y poner en uso esos privilegios que el rey le había otorgado. Allí recibiría un flechazo envenenado y moriría en Cuba.
No nos debemos olvidar que a la misma vez que estaba pasando todo este revolú administrativo, rugía en Borikén la guerra de resistencia indígena. Osea, mientras la Corona estaba en pleito con Diego Colón, mientras Ponce de León y Cerón se peleaban por el puesto de gobernador, Agüeybaná, el Bravo, el cacique mayor, lideraba a los taínos en la lucha por la libertad y el dominio de sus tierras. Fue bajo estas condiciones que nació la colonia de Puerto Rico. Mientras unas cuantas personas que vinieron al Nuevo Mundo en busca de riquezas y poder, estaban preocupados por cómo apoderarse y enriquecerse de nuestras islas, el pueblo que nació y creció en ellas sufría los abusos de la servidumbre forzada y daba su vida luchando por sus derechos y por su país.
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Referencias:
-“Exploradores, 1509, Diego Colón.” Biblioteca Virtual Miguel De Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal/exploradores/pcuartonivel7f61.html?conten=exploradores&pagina=viajeros2_diegocolon1509.jsp&tit3=1509, Diego Col
-Fernández Méndez, Eugenio. Las Encomiendas y Esclavitud De Los Indios De Puerto Rico: 1508-1550 ; Dibujos De Alberto Beltrán. Ed. Univ., 1976.
-Histopedia de Puerto Rico. “Juan Cerón y Fundación De San Germán.” Histopedia De Puerto Rico, Histopedia De Puerto Rico, 1 May 2021, https://www.histopediadepuertorico.com/post/juan-cerón-y-fundación-de-san-germán.
-Huerga, Álvaro. La Familia Ponce De León. Academia Puertorriqueña De La Historia ; Centro De Estudios Avanzados De Puerto Rico y El Caribe ; Fundación Puertorriqueña De Las Humanidades, 2009.
-Sarramía, Tomás. Los Gobernadores De Puerto Rico. Publicaciones Puertorriqueñas, 1993.
-Scarano, Francisco A. Puerto Rico: Cinco Siglos De Historia. McGraw-Hill, 2016.
-Sued Badillo, Jalil. Agüeybaná El Bravo: La recuperación De Un símbolo. Ed. Puerto, 2008.
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