Este artículo, escrito por el Ing. Carl-Axel P. Soderberg, PE, es el prólogo del libro Breve historia de derrames & naufragios en PR, que publicaremos el 9 de julio e 2020.
El ingeniero Rafael Cruz Pérez es uno de los pioneros en la protección ambiental de Puerto Rico y ciertamente un protagonista en eventos emblemáticos en el campo ambiental de nuestro archipiélago.
El Ing. Cruz Pérez laboró en dos agencias precursoras de la Junta de Calidad Ambiental (JCA) que establecieron programas incipientes de control de la contaminación y protección de recursos naturales. Me refiero al Departamento de Obras Públicas y al Departamento de Salud. Cuando trabajaba en el Departamento de Obras Públicas, junto al geólogo Pedro A. Gelabert y el Dr. Máximo Cerame Vivas, tuvo a su cargo la limpieza del derrame de petróleo del buque tanque Ocean Eagle. En ese momento era el segundo derrame más grande acaecido a nivel mundial. En el Departamento de Salud brindó asesoramiento técnico clave en los programas de control de contaminación de agua, control de contaminación de aire y control de desperdicios sólidos que tenía a su cargo ese departamento en una época en que la contaminación llegó a su apogeo.
Luego cuando se estableció la JCA en el 1970, el Ing. Cruz Pérez fue nombrado el primer Director Asociado para los programas de control de contaminación de agua y aire. Les recuerdo que la JCA fue la primera agencia de protección ambiental de las Américas. La JCA se estableció seis meses antes que la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés). En ese momento histórico, las fuentes de contaminación se resistían tenazmente a los esfuerzos de la JCA de controlarlos y a sus funcionarios y empleados los acusaban de estar en contra del desarrollo.
Bajo el liderato del Ing. Cruz Pérez se estableció el primer reglamento de normas de calidad de agua y el primer plan estatal de implantación de medidas para lograr cumplimiento con las normas de calidad de aire en Puerto Rico. Este fue el primer plan de esta índole aprobado por EPA en los Estados Unidos.
Es pertinente traer a colación que a principios de este siglo, el Ing. Cruz Pérez fue el asesor ambiental del Comisionado de Vieques. Sus aportaciones fueron claves en esta etapa en que se establecieron las responsabilidades de la Marina de Guerra de Estados Unidos respecto a la descontaminación de Vieques luego que salieran de la Isla Nena.
Traigo a colación este trasfondo profesional para resaltar los valiosos aportes que plasma el Ing. Cruz Pérez en este libro. Él nos obsequia la perspectiva privilegiada de un protagonista de la historia ambiental de Puerto Rico y acontecimientos claves que muchos de ustedes desconocen. El valor de su aportación se magnifica si añadimos que durante su vida fue testigo de las consecuencias ambientales de las centrales azucareras, la otra cara de la Operación Manos a la Obra, y el impacto de las maniobras navales en Vieques y Culebra. Su ávida investigación sobre los naufragios de embarcaciones en las costas de Puerto Rico desde de los tiempos de la conquista, trae a colación un nuevo ángulo de vulnerabilidad ambiental que hasta ahora había pasado desapercibido. Estas naves hundidas, incluyendo submarinos alemanes e italianos, constituyen una “bomba de tiempo” para la salud pública puertorriqueña y nuestro medio ambiente marino.
Agradezco mucho al Ing. Cruz Pérez que haya incluido en el libro un relato abarcador sobre la limpieza del derrame de petróleo del buque tanque Ocean Eagle. En mi opinión este incidente ha sido la mayor hecatombe ambiental que ha sufrido Puerto Rico y el detonante de la creación de la JCA. Agradezco también que haya incluido una descripción cabal del derrame del buque tanque Zoe Colocotronis, su limpieza y remedios legales. Este caso estableció el precedente mundial que no solo se tenía que pagar por la limpieza de un derrame, sino también había que pagar por los daños ambientales. El Ing. Cruz Pérez, junto al geólogo Pedro Gelabert, el Dr. Máximo Cerame Vivas y el Lic. Nicolás Jiménez fueron los protagonistas de esta gesta.
Invito al lector a estar pendiente a la evolución de las leyes y reglamentos ambientales aplicables en Puerto Rico desde finales del siglo XIX. El Ing. Cruz Pérez discretamente incluye esta valiosa información en cortas oraciones dentro de la discusión de incidentes o eventos específicos a través de todo el texto. Es interesante como mucha legislación vigente de protección ambiental en sus orígenes tenía otro propósito o no tenía “dientes” para implantarla, y como los acontecimientos propiciaron cambios para mejorar su efectividad.
Es un acierto la discusión del caso de Ciudad Cristiana, una urbanización ubicada en Humacao cuyos residentes fueron desalojados repentina y permanentemente por alegada contaminación de mercurio. Este caso es un hito porque desenmascara un fraude ambiental. El desenlace del caso en la corte federal sorprenderá a muchos.
El relato de la explosión en las instalaciones de CAPECO en pleno siglo XXI es importante porque demuestra que Puerto Rico no solo debe de tener planes para atender emergencias naturales como huracanes y terremotos, sino también emergencias ambientales catastróficas. Les animo a enterarse por que esta explosión de grandes proporciones afortunadamente no desplazó al derrame de petróleo del Ocean Eagle como la mayor catástrofe ambiental de Puerto Rico.
Les exhorto a compenetrarse con la historia poco divulgada sobre la contaminación de nuestra isla y las interioridades de esfuerzos encomiables para proteger el ambiente que comparte un protagonista de esta gesta. Sobre todo, les pido que aprovechen las lecciones del pasado en el campo ambiental que magistralmente expone el autor.
Ing. Carl-Axel P. Soderberg, PE
Ex Presidente,
Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental
Ex Director, División del Caribe
Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos
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