La historia de Bitcoin y la Ley 22
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La historia de Bitcoin y la Ley 22

Updated: Oct 10, 2022



“No creo que volvamos a tener un buen dinero de nuevo antes de que lo saquemos de las manos del gobierno. O sea, no podemos tomarlo violentamente de las manos del gobierno. Lo que podemos hacer es, de alguna manera astuta, introducir algo que ellos no puedan detener.”


-Friedrich Hayek (1984), ganador del premio Nobel de economía en 1974


Un dinero sin bancos


Yo no sé cosas básicas, como por ejemplo: por qué el dinero tiene un valor intrínseco. Yo sé que en los distintos países el valor de su moneda está sujeta a algo en particular, como la fuerza laboral, o el oro, o qué sé yo. Sin embargo, al final del día, ese pedazo de papel o ese circulito de metal solo tiene valor porque nosotros aceptamos que tiene valor. O sea, el dinero funciona a base de fe o, por lo menos eso es lo que me parece a mí. Pero de nuevo, yo no sé nada de economía.


Ahora, en todos los casos el dinero está bajo el control de instituciones como el gobierno y los bancos. Ellos controlan el valor, lo imprimen, realizan transacciones, guardan el dinero, etc. Y nosotros confiamos ese poder en ellos; es otro sistema que funciona a base de fe.


David Chaum

Para 1983, este sistema de confianza le preocupaba al criptógrafo estadounidense David Chaum. La criptografía es la práctica y el estudio de técnicas para lograr una comunicación segura ante la presencia de comportamiento adverso. Chaum formaba parte de un movimiento conocido como los Cypherpunks, activistas dedicados a utilizar la criptografía para proteger la privacidad de las personas.


Chaum estaba formando la idea de crear una moneda electrónica para establecer un sistema más seguro y anónimo para hacer transacciones. Para este fin, creó lo que se conoció como el Blind Signature Protocol, un sistema para procesar las transacciones del cash digital, que podía corroborar que quien hacía la transacción era la persona correcta, sin revelar quién era esa persona. Esto sería el fundamento de lo que hoy llamamos Blockchain (orita entro en eso).


En 1989, Chaum estableció la compañía DigiCash y en 1993 lanzaron su sistema de eCash, para hacer transacciones seguras y anónimas por internet. Este sistema resolvía muchos de los problemas asociados con el uso de tarjetas de crédito por internet.


Según Chaum, el gobierno de EE.UU. veía este sistema como una amenaza. A muchos de sus colegas, el gobierno les impuso secrecy orders; sería un crimen federal revelar su trabajo públicamente. El director del National Security Agency (NSA) le envió cartas a las asociaciones científicas para que no cubrieran la criptografía en sus conferencias. Llegó al punto que los criptógrafos tenían que esconder el código que querían transportar en t-shirts y tatuajes.

El eCash, llegó a interesarle a Bill Gates, quien quería incluirlo en Windows 95, y ofreció una gran cantidad de dinero para comprarlo (se rumora que $100 millones). Chaum rechazó la oferta, tal vez por una mezcla de desconfianza, paranoia y la expectativa de que vendrían mejores ofertas. En 1998, Digicash quebró.


Sin embargo, en los 90’s hubo un boom de dineros digitales que se fueron creando, aunque ninguno llegó muy lejos. Hasta el mismo NSA, publicó una propuesta para un dinero digital, aunque ellos enfatizaban la necesidad de que hubiera una autoridad central reguladora. En la internet se continuaron publicando propuestas. La más radical, fue propuesta por Jim Bell en su ensayo, Assassination Politics, en donde el dinero se podría donar de manera anónima a un pote, hasta que la cantidad fuera lo suficientemente alta como para que alguien la aceptara a cambio de asesinar a algún político. Eventualmente arrestaron a Bell por esta propuesta.


En 1998, Nick Szabo (quien trabajó en DigiCash), propuso BitGold. Fue él quien primero propuso que en vez de que el dinero digital representara una moneda real, que este dinero podía tener su propio valor y que se le podía otorgar a “mineros” por resolver ecuaciones criptográficas. A diferencia de los conceptos anteriores, aquí no habría ninguna dependencia en los bancos. Sin embargo, este sistema no estaba tan preocupado con la privacidad, y tenía unos problemas técnicos que nunca se resolvieron. Luego de su fracaso, el tema de las criptomonedas quedó en nada por los próximos 10 años.


En agosto del 2008, el domain name bitcoin.org fue registrado. En octubre, un artículo titulado Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System, fue publicado por Satoshi Nakamoto en un boletín electrónico de criptografía. Aquí les traduzco una parte de la introducción:


Bitcoin no es una moneda física.

“El comercio en la Internet ha llegado a depender… en las instituciones financieras funcionando como una tercera parte confiable para procesar pagos electrónicos. Mientras que el sistema funciona suficientemente bien para la mayoría de las transacciones, aún sufre de las debilidades inherentes de un sistema basado en la confianza. Las transacciones 100% no-reversibles no son verdaderamente posibles, ya que las instituciones financieras no pueden evitar mediar disputas. El costo de las mediaciones aumenta los costos de las transacciones… y hay un costo más amplio en la imposibilidad de hacer pagos no-reversibles para servicios no-reversibles. Con la posibilidad de la reversión, la necesidad de la confianza crece… Un pequeño porcentaje de fraude es aceptado como inevitable. Estos costos y la incertidumbre de los pagos se pueden evitar en persona al utilizar dinero físico, pero no existe un mecanismo para hacer pagos a través de un canal de comunicación sin una tercera parte confiable.


Lo que se necesita, es un sistema de pago electrónico, basado en la prueba criptográfica en vez de en la confianza, permitiendo que cualquier dos partes puedan hacer transacciones uno con el otro directamente sin la necesidad de esa tercera parte confiable...”


Bitcoin, finalmente resolvió un problema que ninguna otra criptomoneda había logrado resolver: el double spending o el doble gasto. Cuando uno paga con dinero físico, o sea cash, no puedes volver a gastar ese mismo dinero. Se lo diste a otra persona, así que ya no lo puedes gastar otra vez. Sin embargo, con el dinero que no es físico, sea una tarjeta de crédito o una moneda digital, no es tan fácil. Por eso, una institución financiera siempre tiene que intervenir.


Cuando pagas con una tarjeta de crédito en Marshall’s, por ejemplo, Marshall’s tiene que verificar con el banco que tienes los fondos disponibles para hacer la compra. El banco, mira sus récords para confirmar que tienes el dinero, deduce esa cantidad de tu balance, actualiza sus récords, y cobra una tarifa por sus servicios. Así es que se evita el doble gasto. ¿Cómo puedes lograr esta función sin depender de una institución o “tercera parte confiable''?


Bitcoin lo resolvió adaptando la tecnología de Blockchain. La primera versión de algo parecido, la describió en 1982 el mismo David Chaum que creó Digicash, en su disertación "Computer Systems Established, Maintained, and Trusted by Mutually Suspicious Groups." Sin embargo, el Blockchain fue propuesto en 1991 por Stuart Haber y W. Scott Stornetta., como una manera de aplicar una marca de tiempo a documentos para que fuera imposible alterar la fecha.


¿Qué es el Blockchain? Como sugiere el nombre, se puede visualizar como una cadena de bloques. Cada uno de estos bloques contiene una información específica, que consiste de tres partes: la data, el hash y el hash del bloque anterior. La data varía dependiendo del Blockchain, pero en el caso de Bitcoin, contiene los detalles de la transacción, como quién la envía, quién la recibe, y la cantidad de Bitcoins enviados. El hash es como una huella digital. Es un número bien largo que identifica a un bloque y todos sus contenidos, y siempre es único. Si se altera alguna data en el bloque, el hash cambiará. Y si este hash o número identificador cambia, el bloque ya no será el mismo. El tercer elemento es el hash del bloque anterior. Por esto, es prácticamente imposible cometer fraude en un Blockchain. Ya mismo entro en eso.

Representación gráfica del "blockchain"

Para entender bien lo que es Bitcoin, hay que verlo como un ledger o récord de transacciones. Es como si cada vez que alguien te pagara un dólar, tú pudieras saber el historial de todas las veces que este dólar se utilizó antes de que lo tuvieras. Con Bitcoin, este historial no es solo la manera de saber que no hubo un doble gasto, es lo que le da el valor a Bitcoin.


Como les dije, el hash, es un número bien largo. Este número tiene que ser calculado por computadoras. Cada vez que se hace una transacción, un sinnúmero de computadoras alrededor del mundo verifican esta transacción. A esto se le conoce como Bitcoin Mining. Básicamente, un cojonal de computadoras están compitiendo para calcular y, por ende, verificar los hashes de la transacción. Como cada transacción es un Blockchain, que contiene el hash de la transacción previa, las computadoras tienen que calcular todos los hashes en el historial de la transacción. A la computadora que gane, se le premia con Bitcoins. La cantidad se ha reducido con el tiempo. Si en algún momento fue un Bitcoin, hoy día es como .25 Bitcoins. Es esta recompensa la manera en que se generan Bitcoins nuevos.


Ahora, todo este proceso requiere mucho poder computacional lo cual, como consecuencia, requiere una cantidad ridícula de energía. Esta es una de las críticas mayores a las criptomonedas, ya que es nefasto para el medio ambiente. No quiero entrar en este debate ahora, pero como es tan y tan complicado calcular los hashes de una transacción, es prácticamente imposible cometer fraude, ya que al alterar la información de un bloque, tendrías que alterar todos los hashes en toda la secuencia y lograr hacer todo esto más rápido que todas las otras computadoras que están compitiendo para calcular el hash.


Estatua de Satoshi Nakamoto en Graphisoft Park, Budapest

Así funciona Bitcoin, la primera criptomoneda exitosa, lanzada el 3 de enero de 2009. El primer bloque creado, contenía una línea que decía “Chancellor on Brink of Second Bailout for Banks”, en referencia a un artículo en el London Times, sobre la crisis financiera del 2008-2009. Al principio, y por muchos años, fue una moneda con un valor súper volátil. En el 2009, valía poco más de $0. En febrero del 2011, llegó a valer un dólar, unos meses después subió a $30 y para finales de ese año, valía $5. Para noviembre del año pasado, un solo Bitcoin llegó a valer $68,000. Al momento de publicar este artículo, su valor está en $31,000 dólares.


Después de Bitcoin surgieron muchas otras criptomonedas. Su fundador cambió el mundo, pero nadie sabe quién es. Satoshi Nakamoto es un alias y su identidad es un misterio al día de hoy. Parece que Nakamoto tenía miedo de lo que le pasaría al atentar contra las personas e instituciones en el poder. Irónico, porque ahora los cripto-millonarios se suman a esa lista.


Un Puerto Rico sin puertorriqueños


Logan Paul (2018)

La Ley 22, también conocida como la “Ley Para Incentivar el Traslado de Individuos Inversionistas a Puerto Rico” fue aprobada el 17 de enero del año 2012. El título explica su intención. Esta ley es para individuos y el incentivo es que pagan 0% de impuestos en capital gains. Capital gains son las ganancias que una persona genera de cosas como bienes raíces, la bolsa de valores, y, lo adivinaste, las criptomonedas. Mientras el valor de Bitcoin, o cualquier otra criptomoneda va subiendo, si tú invertiste en ella, estas generando ingresos y de esos ingresos, no pagas impuestos en PR. Ah, digo, mala mía, tú no. Porque tú no vivías fuera de PR en los 6 años antes de que aprobara la ley, osea del 2006 al 2012.


Las posibilidades de que un puertorriqueño que haya invertido en criptomonedas, bienes raíces o la bolsa de valores, se hubiera hecho rico en eso, y estuviera viviendo fuera de PR, durante esos seis años es bien bajita. Pero cualquier extranjero con capital gains se puede aprovechar de estos incentivos, con solo tener una propiedad en PR y vivir aquí la mitad del año, (183 días). Y, que no se malinterprete, yo no tengo problema con los extranjeros o los inmigrantes, sino con un sistema y quienes que se benefician de él a costa de nosotros. No es discrimen contra de un grupo de personas, sino indignación ante una ley que discrimina contra nosotros.


Algunos comentaristas políticos se tiran una opinión que más o menos va por esta línea: “No podemos criticar a los americanos, porque esta ley es puertorriqueña. De hecho, el gobierno de EE.UU. se opone a esta ley, y están buscando alternativas para detenerla. La ley la pasó el gobierno de PR, que fue electo por los puertorriqueños. Así que la culpa es de nosotros.”


Pues, mala mía, pero no. Ni el gobernador más popular gana con nada cerca del 100% de los votos (y 32% está bien lejitos). Con todo y eso, si un político engaña al pueblo (a un pueblo que cada vez le desmantelan más la educación) y el pueblo vota por ese político, el malo no es el pueblo, es el político. Nosotros no votamos por las leyes. Pero cada vez que pasa algo, sea una ley nefasta, un caso de corrupción, un recorte a un servicio esencial, un recorte de pensiones, un alza en precios, un alza en impuestos, un comentario indignante, siempre alguien dice que eso es culpa del pueblo. Y así seguimos, peleándonos entre nosotros y señalando dedos de un lado al otro, en vez de a quienes realmente nos tienen jodíos.

Dorado Beach, a Ritz Carlton Reserve

Sí, puede ser que nosotros como individuos cometamos errores, puede ser que en términos generales, la ciudadanía haya elegido a malos políticos, puede ser que haya áreas en que nosotros como pueblo podemos mejorar. Todos estamos claros que el gobierno no es el responsable de todo. Pero esto, esto en específico, no es culpa de nosotros. Y hay que tener cuidado con los que dicen que quieren “ayudar” al país, mientras culpan a su gente por los crímenes de sus gobernantes. Ningún “líder” puede liderar a un pueblo que tilda de anormales.


Si en algún momento fue posible hacerse rico apostando en Bitcoin, tal vez ese momento ya pasó. Bitcoin, y también Ether, se han convertido en monedas con un valor relativamente estable. Las personas que se hicieron ricas, fueron quienes invirtieron cuando estas monedas no valían nada, o quienes supieron aprovecharse de los sube y bajas en el valor, o quienes han tenido grandes cantidades de dinero para invertir. Hoy día, en lugares como PR, las criptomonedas son como una cuenta de ahorros libre de impuesto. Sí, hay otras monedas más volátiles como Dogecoin, pero un puertorriqueño que sea listo para estas cosas y sepa cómo hacerse rico jugando ese jueguito, tendría que pagar impuestos que las personas que se acojen a la Ley 22 no pagan. Así que, tampoco nadie puede decir que lo que tienen estos cripto-millonarios, lo podríamos tener nosotros si sólo hiciéramos lo que ellos hicieron.


El punto de Bitcoin era crear una moneda que no estuviera atada a ninguna institución centralizada, ni a un gobierno. Esto es una idea radical, revolucionaria y anarquista. Es una idea anti-institución, formulada inicialmente por ciudadanos americanos que no querían estar a la merced de su gobierno y sus instituciones. No querían estar sujetos al poder de nadie. Al día de hoy, los magnates de criptomonedas profesan estos ideales. Una reseña de Brock Pierce publicada por Rolling Stone en el 2018, dice lo siguiente:


Brock Pierce en "The Mighty Ducks"

“Quienes abogan por esta tecnología creen que puede resolver no solo problemas digitales como la privacidad, la ciberseguridad y la concentración del poder en las manos de media docena de grandes compañías tecnológicas, sino que también problemas globales como la pobreza, la corrupción y la exclusión financiera. “Ahora nos estamos moviendo hacia la posibilidad de la separación de la banca y el estado”, dice Galia Benartzi, quien fue co-fundadora de Bancor, una plataforma que facilita el intercambio automatizado de criptomonedas. “El dinero, cómo lo ganamos y lo usamos, puede regresar al dominio de la gente y a la discreción del individuo”.


Un poco más adelante en el artículo, menciona que “Entre otras cosas, Pierce le quiere dar a este mundo decentralizado, un nuevo centro: Puerto Rico – o, como la comunidad cripto le ha llamado en varias ocasiones: Crypto Rico, Puerto Crypto, Puertopia y Sol.” Ya le quieren cambiar hasta el nombre a esta isla que alguna vez se llamó Borikén.


Brock Pierce, quien de niño fue actor en The Mighty Ducks, invirtió en las criptomonedas cuando valían menos de un centavo y ahora es una de las personas más ricas del mundo. Pierce, luego de los huracanes Irma y María, estaba hablando de comprar un pueblo en PR para convertirlo en una meca de criptomonedas. Tal vez aún no ha comprado un pueblo, pero él y otros como él se han adueñado de bastante.


Brock Pierce con guille de vaquero

Estas personas, que profesan que las criptomonedas tienen el poder de abrir las puertas a un mundo utópico, donde cada individuo tendrá el acceso a los recursos para tener calidad de vida, donde la pobreza se eliminará, donde el poder lo tendrá la gente, se aprovechan de un sistema que está diseñado para beneficiar a unos pocos, cerrándole las puertas al resto de la población para el mismo acceso. Y, no solo se benefician pasivamente, sino que cabildean para mantener estas leyes y para atraer a más cripto-millonarios a PR. Son personas que apostaron en una tecnología nueva, y les salió bien la jugada, y ahora usan esa tecnología para evadir impuestos (en cualquier otro lugar serían criminales). Son personas que se adueñan de una tierra ajena, para vivirla solo la mitad del año, subiéndole los precios artificialmente a las propiedades, convirtiéndolas inaccesibles para los que viven en esta tierra permanentemente, expulsándolos de la misma, solo porque quieren esquivar taxes cerca de la playa. Estas personas no existen fuera del sistema, sino que se han convertido en el sistema. Si Bitcoin se creó con la promesa de liberación, se ha convertido en otra herramienta de opresión.


Mientras PR se ahoga con una deuda, que muchos consideran por lo menos sospechosa, mientras nos suben los precios de todo y nos cortan los salarios, los servicios esenciales, las pensiones, todo, esta gente vive en castillos en Dorado. Las personas que se benefician de la Ley 22 no aportan nada al país, pero el país les aporta todo a ellos. Y, dime tú, ¿cómo piensan saldar esa deuda, si los que la pagamos cada vez se nos hace más difícil vivir en el país, y quienes se les hace fácil quedarse aquí, no la pagan?


Nos dicen que si se elimina la ley, todo ese “capital de inversión” desaparecerá, porque ellos se irán corriendo. Mientras tanto nosotros, los de aquí, hacemos todo lo posible por quedarnos. Si nos vamos, es porque no nos queda de otra. Entonces, ¿quiénes son realmente los que están dedicados a construir un mejor país? No creo que sea la visita.


¿Qué se puede hacer? Yo sé que algunas personas en algunas industrias se han beneficiado económicamente de este sistema, pero mientras unos pocos juegan por unas reglas distintas al resto de nosotros, aceptar esta ley es conformarnos con migajas. Si el gobierno no escucha el reclamo de eliminar la Ley 22, ¿será posible modificarla para implementar un impuesto a los capital gains, que siga siendo menor al estadounidense? Pues tal vez sería una opción, pero eso no resuelve el problema de una ley discriminatoria. Tal vez deberíamos empujar para que la Ley 22 se extienda para incluir a todos los puertorriqueños también. Aún así estaríamos empezando en desventaja, porque estaríamos entrando en una carrera que empezó hace más de 10 años. Pero, si esa ley es tan buena para el país, ¿por qué no está disponible para toda su gente? Claro, nunca lo estará. Aquí con la deuda justifican toda injusticia. Pero, por lo menos, quedará expuesta entonces finalmente, la hipocresía de la Ley 22.


“La diferencia entre un mal sistema de dinero digital y un sistema bien desarrollado de dinero digital, determinará si tendremos una dictadura o una verdadera democracia”

-David Chaum, 1996


 

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Fuentes:


-Brock Pierce: The Hippie King of Cryptocurrency, por Neil Strauss para Rolling Stone


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